Noruega es la tierra para los amantes de la naturaleza, con sus famosos fiordos y glaciares, veranos con sol hasta medianoche y apenas gente en la carretera. Hay un sinfín de lugares para esquiar, pescar o hacer escalada. Para los menos deportistas simplemente con admirar el maravilloso paisaje noruego de infinitos valles, los lagos de alta montaña y las impresionantes vistas, será más que suficiente. Las auroras boreales son un fenómeno natural en el Norte de Noruega, y son más frecuentemente observadas por encima del Círculo Polar Ártico entre finales de otoño y pricipio de primavera. El sol no se pone en verano a partir del Círculo Polar Ártico, es decir, los visitantes del Norte de Noruega disfrutarán de 24 horas de luz en esta época del año.
Las ciudades noruegas, por su parte, ofrecen diferentes atractivos. Oslo, la capital, es el centro financiero; la pintoresca Bergen fue en su día un importante puerto comercial en el norte de Europa; Stavanger es la ciudad donde se concentran todas las compañías petrolíferas y por último, Trondheim es la ciudad de la tecnología gracias a su importante Universidad. Ha sido un importante centro religioso en el norte de Europa desde la Edad Media.
Tu visita de Oslo va a tener como eje la calle Karl Johans, la cual une la plaza donde está la estación ferroviaria con el recinto ajardinado donde se encuentra el Palacio Real. Toda esta zona céntrica del Oslo actual es donde se reconstruyó la ciudad tras el gran incendio de 1624. Por tanto, Oslo es una ciudad relativamente moderna que renació junto a la Fortaleza de Akershus.Este complejo fortificado del siglo XIV, que incorpora un castillo, el cual fue reconstruido en estilo renacentista en el siglo XVII, se levanta a orillas del fiordo y junto al puerto de la ciudad.A lo largo de dicha calle principal verás edificios significativos como la Catedral de Oslo o el Teatro Nacional.
Bergen, la "Puerta de los Fiordos", es la segunda ciudad de Noruega y una de las más atractivas de todo el país. Está ubicada en un entorno de gran belleza natural, entre siete imponentes montañas que la rodean por tres de sus lados y el mar del Norte, que protege a la ciudad por el cuarto. En un día despejado, la llegada por mar o aire es una experiencia única - las islas rocosas y las elevadas montañas forman un espectacular telón de fondo para las casitas de vivos colores, que se cuelgan montaña abajo hacia el puerto.