Laos aún guarda la esencia y tradiciones del pasado y continúa siendo un diamante en bruto dentro del sudeste asiático. El reino del millón de elefantes gira en torno al campo ( pocos países tan rurales he visto) y al mítico Mekong, el gran rio que lo recorre de norte a sur. Es un país ideal para los amantes de la naturaleza, para viajar con mochila, por tu cuenta y además es muy seguro. Está repleto de espectaculares paisajes, tiene un enorme patrimonio budista y una población amable, feliz y cordial que hace que uno se sienta en paz mientras recorre este país tan auténtico. Hay muchas más razones para viajar a Laos como sus muchas posibilidades de turismo activo y actividades en la naturaleza, una rica gastronomía ( es muy parecida a la Tailandesa), unos precios irrisorios, su cerveza Lao, sus templos budistas, sus maravillas naturales, la cordialidad de sus monjes, el encanto de sus gentes…. Por contra veo un claro peligro de que pierda su esencia y autenticidad, ya que el turismo de masas corrompe, y mucho, a las zonas donde llega. Ójala Laos no llegue nunca a convertirse en uno de estos lugares que miles de personas invaden sin ninguna pizca de sentido común y sin respetar el suelo que pisan. Por desgracia vimos ciertos indicios que nos hacen pensar que acabarán como sus vecinos de Tailandia, Vietnam y Camboya. El dinero manda y Laos es una nación humilde.
Viang Chan, la capital de Laos, está situada en el valle del río Mekong, en un giro del gran río que en este punto hace de frontera natural separando Laos del país vecino, Tailandia. “Vientiane”, la forma más frecuentemente utilizada a nivel internacional para nombrar esta ciudad, es de origen francés.Con una población de unos 800.000 habitantes en todo su área metropolitana, la ciudad se puede considerar ajetreada en comparación con el resto del país, pero es sin duda muy tranquila en comparación con las ciudades de sus países vecinos. De hecho, Viang Chan es la capital menos poblada de todo el sudeste asiático, con la excepción de Brunei.Mezclado con esta atmósfera de pueblo, el ambiente colonial aún persiste, particularmente en la arquitectura del centro. La ciudad era mucho más verde que en la actualidad hasta los años 60 y 70, época en que se hizo una tala masiva de árboles. Sin embargo, un cierto número de espacios verdes en el centro mismo de la ciudad se pueden contemplar des del mirador privilegiado que hay arriba del Patusai (arco del triunfo), desde donde se puede observar también la escasez de edificios altos.
La preciosa ciudad de Luang Phabang, que no pocos consideran la más bonita de todo el sudeste asiático, se extiende a partir de su centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, situado en una pequeña península que se forma en la confluencia del río Mekong con uno de sus principales afluentes, el río Nam Khan. Esta estrecha península, de menos de un kilómetro de largo y poco más de doscientos cincuenta metros de ancho, tiene en su centro la colina Phu Si, un espléndido mirador sobre la ciudad, que está coronada por la estupa That Phu Si. Los entornos de la ciudad, inmediatamente tras los ríos, ofrecen un bonito paisaje de colinas boscosas que se pierden ondulantes hasta donde alcanza la vista.
La llegada a Vang Viang es impactante: a medida que uno se acerca, mirando el horizonte a través de la ventanilla del autobús se empiezan a intuir las siluetas de las colinas calcáreas que conforman el paisaje que rodea el pueblo. Y es que Vang Viang se encuentra en un entorno natural espectacular: se extiende a lo largo de la ribera del río Nam Sòng, rodeado de acantilados de piedra caliza de formas impresionantes, con un gran número de cuevas naturales de fácil acceso en las inmediaciones del pueblo…Todo esto, junto a su conveniente ubicación en medio de la ruta 13, la carretera que une las principales ciudades del país, ha contribuido a que Vang Vieng haya adquirido una cierta fama dentro del circuito mochilero internacional -en su vertiente fiestera-, y se haya convertido en uno de los lugares con más afluencia turística de todo Laos.
En la Meseta Bolaven, donde el clima es más fresco, podrán ver plantaciones de té y café, visitar minorías étnicas, hacer excursiones y ver espectaculares cascadas. Los alojamientos en la región son rústicos.
A 45 minutos de la Meseta Bolaven se encuentra la ciudad de Pakse desde la cual los viajeros pueden explorar la región de las 4000 islas con sus cascadas, templos pre angkorianos del siglo 10, las ruinas de Champassak - un sitio del Patrimonio de la UNESCO - así como pequeñas islas donde los habitantes conservan un modo de vida tradicional. En general, los turistas optan por los cruceros para visitar las 4000 islas.